Como ya mencionamos en artículos anteriores del blog (*), en los últimos años vienen publicándose investigaciones que revelan que los probióticos pueden ser beneficiosos en la prevención y el tratamiento del cáncer.
Puedes ver los artículos (*) aquí:
- Mejora de diarrea causada por la quimio y la radioterapia.
- Probióticos para ayudar a la Inflamación e Inmunodeficiencia en Tratamiento contra el Cáncer.
- Cáncer y probióticos: 3 estudios reveladores.
Hoy queremos centrarnos en un tipo específico de cáncer de piel: el melanoma. Trataremos de sintetizar la información más importante sobre esta enfermedad: qué es y dónde se origina, sus síntomas, signos o señales para detectarla, factores de riesgo, tratamiento, etcétera.
Se estima que cada año se diagnostican unos 160 000 nuevos casos de melanoma cutáneo en el mundo. Y cada vez más entre los jóvenes.
Tal como indica la American Cancer Society (ACS; Sociedad Estadounidense contra el Cáncer), aunque es menos frecuente que otros tipos de cánceres de piel, el melanoma es el más peligroso. Esto es así porque crece más rápido y es mucho más probable que se propague a otras partes del cuerpo si no se detecta y se trata a tiempo.
¿Qué es el melanoma? ¿En qué partes del cuerpo aparece? Síntomas
El melanoma es un tipo de cáncer de piel. Se origina en los melanocitos, las células que producen la melanina, el pigmento responsable del color de la piel (y del cabello). A grandes rasgos, el melanoma se produce cuando estos melanocitos comienzan a crecer sin control.
Si bien los melanomas se pueden desarrollar en cualquier parte de la piel, son más frecuentes en el tronco —el pecho y la espalda— y en las piernas. Otros sitios comunes son el rostro y el cuello. Todos ellos lugares que exponemos al sol.
El síntoma más importante de un posible melanoma cutáneo es la aparición de un lunar nuevo, o bien uno ya existente que ha cambiado de tamaño, forma o color. Otra señal es un lunar que presenta un aspecto distinto a los demás, lo que se da en llamar «signo del patito feo».
Factores de riesgo de melanoma y tratamientos
Según la ACS, son factores que aumentan el riesgo de melanoma maligno, o lo que es lo mismo, factores que pueden hacer que tengas más probabilidades de padecer este tipo de cáncer:
- La exposición a la luz ultravioleta (UV). Vives en un clima con mucho sol y/o a alturas elevadas, pasas mucho tiempo en altos niveles de luz solar intensa, etc.
La exposición excesiva a los rayos UV es el factor de riesgo principal para la mayoría de los melanomas.
- Ciertos tipos de lunares (displásicos, atípicos) y cantidad de los mismos. Una persona con muchos lunares es más propensa a padecer cáncer de piel tipo melanoma.
- Piel blanca, pecas y cabello claro. El melanoma cutáneo es mucho más frecuente en las personas blancas —especialmente en las de piel muy blanca— que en las de raza negra.
- Los antecedentes familiares. O sea, familiares cercanos con este tipo de cáncer de piel.
- Antecedentes personales. Una persona que ha padecido melanoma u otros cánceres de piel (de células escamosas o basales) tiene un riesgo mayor de padecer melanoma nuevamente.
- Un sistema inmunitario debilitado. Aquí es, como veremos enseguida, donde la microbiota y los probióticos tienen un papel clave.
- El envejecimiento, la edad avanzada. El riesgo de padecerlo aumenta a medida que la persona envejece.
No obstante, el melanoma es uno de los cánceres más comunes en las personas con menos de 30 años, principalmente en mujeres jóvenes. Después de los 50, el riesgo es mayor para los hombres.
- La xerodermia pigmentosa (XP), una enfermedad hereditaria que afecta a la capacidad de las células de la piel para reparar el daño causado a su ADN.
- Otros riesgos: has sufrido quemaduras con ampollas por el sol en la niñez, usas métodos artificiales para broncearte (camas de bronceado, lámparas, etc.).
Respecto a algunos de estos factores de riesgo poco podemos hacer, como los antecedentes en la familia o la edad; otros, como exponerse demasiado al sol y un sistema inmune débil, sí se pueden tratar de cambiar.
Los melanomas en etapa temprana a menudo se curan con cirugía. Los avanzados son más difíciles de tratar, y suele emplearse inmunoterapia y medicamentos de terapia dirigida.
Probióticos en el cáncer de piel: investigaciones reveladoras
Se estudia el uso de los probióticos como terapia alternativa para el control del cáncer, incluido el cáncer de piel tipo melanoma, a través de la regulación de la microbiota del intestino.
Aunque se necesitan más estudios en humanos, los estudios de laboratorio han obtenido resultados alentadores sobre los efectos antitumorales de estas bacterias vivas.
Veamos algunos de ellos.
Microbiota-Inmunidad
Nuestro sistema inmunitario nos ayuda a combatir los cánceres de piel y de otros órganos. Las personas con sistemas inmunitarios debilitados (debido a ciertas enfermedades y medicamentos o tratamientos médicos, pero también a factores del estilo de vida como una mala dieta) tienen más probabilidad de padecer cáncer de piel, incluyendo melanoma.
El desequilibrio de la microbiota intestinal, esto es, la disbiosis intestinal aumenta el riesgo de melanoma maligno al asociarse con un sistema inmunológico débil.
Los «antibióticos pueden debilitar la inmunidad del huésped al alterar la microbiota», mientras que los «probióticos contribuyen a restaurar la diversidad —a recuperar el equilibrio— de la microbiota y, por lo tanto, reducen el riesgo de aparición de tumores», sugieren los datos de este estudio en animales.
Apoyo en la inmunoterapia
La inmunoterapia es un tratamiento que ayuda al sistema inmunitario del cuerpo a atacar las células del melanoma de manera más eficaz.
Pues bien, se ha comprobado que la microbiota influye en la respuesta a la inmunoterapia. En otras palabras, la microbiota y sus metabolitos (los posbióticos) influyen en cómo los pacientes con melanoma responden —su sistema inmune responde— a la terapia contra la enfermedad.
La flora intestinal específica —favorable— puede promover la regresión o retroceso del melanoma (estudio). Según una revisión de estudios reciente, esta es «un componente clave en muchos aspectos de la fisiopatología del cáncer y la respuesta a la terapia».
Suplementar con probióticos cambia la composición y la proporción de la microflora intestinal. Estos cambios en la composición de las bacterias intestinales, por ejemplo, la abundancia de Streptococcus, están asociados con la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC).
Las concentraciones de, entre otros, propionato y butirato se regulan positivamente en el intestino y la sangre, y el aumento en los niveles de estos AGCC después de la suplementación con probióticos promueve una serie de mecanismos anticancerígenos y atenúa la metástasis (propagación del tumor a otra parte del cuerpo) (ver).
Ver: Posbióticos, ¿por qué es importante que tus probióticos los contengan?
Prevención del melanoma
Un estudio publicado en la revista médica Biomedicine & Pharmacotherapy informó sobre un efecto preventivo de Lactobacillus contra el melanoma.
Lactobacillus es una de las cepas de bacterias que se utiliza ampliamente en los humanos, pues tiene valiosas propiedades probióticas. En el estudio se probó la actividad antimelanoma de Lactocabillus reuteri.
Los resultados de la investigación mostraron que L. reuteri podría reducir significativamente el riesgo de melanoma del 70 % al 30 % y prolongar sustancialmente la supervivencia de los ratones portadores de tumores.
Al parecer, L. reuteri estimula al organismo a producir citocinas anticancerígenas e inhibir la migración y colonización del melanoma.
Por Elisabeth Lahoz
Los probióticos fortalecen nuestro sistema inmunitario contra enfermedades, incluido el cáncer, al regular la microbiota.
Además, su uso en la terapia contra el cáncer puede ayudar a procesar los fármacos y a prevenir o reducir efectos secundarios adversos de la cirugía, la quimio y la radioterapia tales como la diarrea, la inflamación o las infecciones consecuencia de la depresión del sistema inmune.
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