Cada vez nos preocupamos más por mantener una vida sana. Hemos pasado de fijarnos tan solo en el reflejo en el espejo, para pasar a leer cada una de las etiquetas que acompañan a todos los alimentos que nos llevamos a la boca.
Intentamos, en la medida que podemos, que nuestra alimentación sea más saludable, implementando el consumo de frutas y verduras en nuestra comida, hacemos ejercicio físico.
En definitiva, nos cuidamos más en líneas generales, pero lo que no siempre tenemos claro es que nuestra salud comienza por tener una microbiota sana. Esa gran desconocida de la que cada vez se habla más, pero seguimos sin tener muy claro cuál es su función en nuestro organismo.
Microbiota, ¿qué es?
La microbiota, también llamada «flora intestinal», es un sistema compuesto por billones de microorganismos que habitan en el intestino. Tiene una función clave en el organismo humano, ya que son los responsables de proporcionarnos los nutrientes y las vitaminas necesarias para subsistir; colaboran en la digestión de los alimentos y son un gran aliado para proteger a nuestro sistema inmunitario, además de ejercer de efecto barrera.
Nos suministra de nutrientes y vitaminas
Una de las funciones principales de nuestra microbiota intestinal es la de crear nutrientes a partir de los residuos no digeribles, lo cual también nos beneficia para tener una correcta digestión -otra de sus funciones más destacables-. Además, participa en la síntesis de vitaminas como la B12, B6, B1, B3 y ácido fólico.
Educa a nuestro sistema inmunitario
La microbiota nos ayuda a tener un sistema inmunitario más potente, ya que un gran número de células inmunitarias se encuentra en nuestro intestino. Sin una microbiota saludable, no se desarrolla correctamente el sistema inmunitario, por lo que estaremos más dispuestos ante alergias o virus, así como cualquier otra patología.
Efecto barrera
La microbiota resguarda a nuestro organismo de las bacterias perjudiciales o peligrosas para la salud humana, gracias a su efecto barrera. Controla el flujo de nutrientes y de bacterias, mantiene el equilibrio entre tolerancia e inmunidad ante los agentes externos.
Si se perturba la barrera intestinal podríamos hablar de un aumento en la permeabilidad del intestino, lo que implicaría un menor control del paso de sustancias, por lo que podría desencadenar en una inflamación temporal.
Todo ello podría provocar un abanico considerable de trastornos o enfermedades, tales como enfermedad de Crohn o celíaca, entre muchas otras.
Disbiosis, ¿cuándo se produce?
La disbiosis aparece en el momento en que hay un exceso de baterías perjudiciales en nuestro organismo, es decir, en ese instante en que la microbiota se desequilibra, quedando expuestos a todo aquello de lo que esta nos protegía y relegados de lo mucho que nos aportaba.
¿A qué estamos expuestos ante una disbiosis?
Nos exponemos a infecciones, teniendo en cuenta que la microbiota nos ayuda a proteger nuestro sistema inmunitario; también a alergias o a enfermedades inflamatorias crónicas del intestino o, incluso, a la obesidad.
Son muchos los factores que se ven afectados ante un desequilibrio de nuestra flora intestinal, por lo que es muy importante cuidarla y protegerla en todo momento.
¿Cómo se regula la microbiota?
En primer lugar, cabe hablar de la importancia de una alimentación que priorice elementos protectores: frutas, verduras, frutos secos y legumbres; relegando siempre a una última posición el consumo de malos procesados industriales, ya que estos sirven como alimento para los microorganismos perjudiciales y colabora a la desaparición de los beneficiosos.
Otro elemento fundamental que favorece a la microbiota es el descanso, ya que una alteración de los ritmos circadianos y los ciclos del sueño le provocarían la temida disbiosis.
Otro elemento fundamental, y que merece la pena destacar, son los probióticos.
Los probióticos y la microbiota
Los probióticos son microorganismos vivos que, tras ser ingeridos, producen beneficios en nuestra salud cuando se consumen en las cantidades adecuadas.
Actúan sobre el desarrollo de la microbiota intestinal, consiguen alcanzar ese equilibrio entre los patógenos y las bacterias beneficiosas.
Muchos medicamentos -sobre todo los antibióticos- afectan a nuestra flora intestinal, produciendo irregularidades en nuestro organismo, llegando a producir diarreas, entre otras patologías. Los probióticos ayudan, no solo a solventar esto, sino que también lo previenen.
¿Dónde podemos encontrar los probióticos?
Los probióticos naturales han pasado por un proceso de fermentación natural. Muchos de ellos son muy populares, por lo que seguro que alguno lo conoces, y es posible que incluso lo consumas a diario sin conocer todas sus propiedades. Ahora te gustarán incluso más.
Yogur
Es el más famoso de los probióticos, y también el más consumido por todos. Aunque es importante destacar -sobre todo ahora, con la gran cantidad de lácteos que nos encontramos en el pasillo refrigerado- que, para tu disgusto, no todos valen.
Es importante que sea natural y que no haya sido pasteurizado, ya que las altas temperaturas hacen que las bacterias vivas y activas desaparezcan. Así como que no tenga azúcares ni edulcorantes añadidos. Como sea, es un gran aliado para nuestra microbiota, así que no lo pierdas de vista.
Kéfir
Otro lácteo fermentado que no te puedes perder de vista por sus maravillosas propiedades. Es uno de los probióticos de moda que esperamos que haya llegado para quedarse, porque nos aporta grandes beneficios a nuestra salud.
Si quieres disfrutar de todas sus propiedades con el mejor sabor, Prokey te ofrece una amplia variedad de aguas de kéfir, ideales para mejorar la microbiota y perfectas para sustituir a cualquier refresco. Con todos los beneficios que te proporciona el kéfir, pero para consumirlo de otra manera. Los puedes encontrar con sabor «aqua y limón» -que es la receta tradicional del kéfir de agua-, hibisco, menta y jengibre, y coco. Además, si quieres probarlos todos, puedes hacerlo con este pack.
Chucrut
O lo que es lo mismo, col fermentada. Es importante en este caso también que comprobemos que no esté pasteurizada, igual que ocurría con los yogures. En caso de estar sometido al proceso de pasteurización se estarían perdiendo gran parte de las bacterias beneficiosas para nuestro organismo.
Kombucha
La kombucha es otro alimento de moda, al igual que el kéfir. Se trata de una bebida hecha a base de té fermentado por levaduras y bacterias favorables para nuestra salud, que fortalece nuestro sistema inmunitario, mejorando nuestras defensas contra infecciones e inflamaciones; aportándonos los nutrientes necesarios para nuestro organismo; y colaborando en el mejor rendimiento de nuestro sistema intestinal, aliviando los síntomas de intolerancias alimentarias.
Además de todo eso, nos ayuda a mantenernos activos durante todo el día, al mismo tiempo también funciona como un sustituto perfecto para cualquier refresco procesado por una opción más saludable y que, además, nos aportará grandes beneficios.
Para que puedas disfrutar de todo su aporte a nuestra microbiota y a nuestra salud intestinal, y, además, de su estupendo sabor, Prokey pone a tu disposición su kombucha elaborada macerando en frío hojas de te Earl Grey -té negro aromatizado con aceite de bergamota-, las cuales podrás comprar en pack.
Incluso, si prefieres probar esta opción junto con el agua de kéfir, también podrás hacerlo con este lote, y así combinar salud del modo en que más te guste. ¡Las posibilidades son infinitas!
Prebióticos para la microbiota del intestino
No podemos confundir los probióticos con los prebióticos. Estos últimos son hidratos de carbono que estimulan el crecimiento de estos organismos vivos. Tienen un fuerte potencial también para ayudar a nuestra microbiota, sobre todo si se consumen a su vez con probióticos.
Al hablar de prebióticos estamos hablando de frutas, verduras, cereales integrales o legumbres, es decir, de alimentos protectores que colaboran a que nuestro organismo goce de una buena salud.
Los prebióticos son partes que nuestro sistema digestivo no puede digerir -sobre todo el estómago y el intestino delgado-, que sirven como alimento para todas aquellas bacterias beneficiosas.
En conclusión, nuestra salud comienza por tener una microbiota cuidada. Si entramos en la denominada disbiosis, los desajustes que se producen en nuestro organismo nos harán padecer infecciones o enfermedades varias.
Para conseguir tener una microbiota intestinal sana, debemos cuidar nuestro descanso, pero, sobre todo, nuestra alimentación, priorizando siempre alimentos naturales y los denominados probióticos que, si los mezclamos con alimentos protectores, conseguiremos un cóctel maravilloso contra las bacterias perjudiciales para nuestro organismo.
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